sábado, 23 de mayo de 2009

LA ELEGANCIA DE LAS AÑORANZAS

El domingo, me visto elegantemente. Me pongo mis añoranzas con desenvoltura y paciencia, sin hacer caso a si pegan los colores. No se nota, en el fondo, que son de segunda mano: las llevo por la vida con elegancia, como un antiguo conde decadente con su monóculo. Cada fin de semana, las meto en la lavadora, esperando que se vayan las manchas de aburrimiento secas como la cera. Después las plancho usando las enseñanzas que hicieron de mi abuela una gran mujer y de mi madre una insatisfecha.
Me las enfilo despacio, intentando
 no rasgar los dobladillos hechos con la máquina de coser, esperando que aún sean de mi talla, a pesar que yo he crecido y ellas no. Entonces me miro en el espejo, haciendo posturitas, girando para ver si me hacen más viejo o me hacen parecer más gordo en función de donde cae la penumbra.
Me arreglo la mirada, me peino los recuerdos.
Vamos.

8 comentarios:

  1. Que me la he pasado toda la semana leyendote desde que te hiciste decubrir, me ha encantado la manera en que describes cada cosa, cada sentimiento es riquisimo leerte.

    Amenazo con rondar tu sitio continuamente. ;0), de verdad, gracias, a ti o al que no eres tu, o a ambos porque en esa fusion tan perfecta se logran cosas increibles.

    salu2

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  2. me siento como un cerdo de raza... porque este blog es sin duda para mí...oink!

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  3. sonia

    Gracias por tu amenazas. Lo que no soy esta feliz de tu presiencia en este sitio :)

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  4. rous

    Hum.. esto es muy interesante... Y que raza de cerda eres? :))))

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  5. marianna

    O che sollievo ogni tanto rispondere in italiano... Grazie e buona settimana anche a te.

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