jueves, 1 de diciembre de 2011

TANGO SUTIL

Señorita, ¿me permite bailar con usted este sutil tango? Oh, no importa si no sabe bailar: yo ni siquiera sé entender. Este vagón será nuestro escenario. No se preocupe si ya no es joven: yo nunca lo he sido. Le cojo una mano con la mirada y guío este baile. Giro mientras le miro y ella con mis ojos intenta una pirueta. Sí, así. Señorita, déjese llevar por este sutil tango.
Distraídamente le acaricio el cuello, lo impone la coreografía. Ella mira al cartel que está detrás de mi espalda, y como una gran artista se aferra a mi cadera. Es el momento de entrelazar las intenciones. La gente se hace alfombra mientras nosotros nos quedamos enredados con las pupilas en este sutil tango.
Muerdo la rosa y rozo su seno. Ella se deja llevar por este ritmo, vuelve la cara hacia otra parte, pero no puede escapar a la magia de esta danza. Avanza decidida desafiando mi arte, y yo mantengo férreamente el fuego dentro del suyo. Fijos uno sobre el otro. Caschè.
Se abren las puertas para luego volver a cerrarse. Abandona el escenario y yo con ella.
Público ingrato.
Ni siquiera un aplauso.

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