martes, 6 de marzo de 2012

SAN VALENTÍN

Si estás soltero porque dices que valoras la libertad, que en tu caso se sustancia en tirarte pedos en la mesa mientras cenas solo delante de la televisión, esta fiesta no es para ti.
Si estás soltera porque en tu vida sólo has encontrado imbéciles que te han dejado porque no han comprendido tu rico universo interior, que entiende sólo tu madre y tu mejor amiga, aunque ésta se vista de mierda y no tenga las uñas tan bonitas como las tuyas, esta fiesta no es para ti.
Si estás sola porque los libros para ti son aburridos, algunas películas complicadas te cansan, las muestras no te gustan porque no entiendes los cuadros extraños y, además, cuando te pones a sostener una conversación que va más allá de los comentarios sobre el culo de Hugo el del Gran Hermano no sabes hacer otra cosa que sonreír, esta fiesta no es para ti.
Si a tu edad escuchas Laura Pausini y aún estás esperando que vuelva Marco, a pesar que fue en el instituto cuando te dio ese beso y que después se casó con tu compañera de pupitre, esta fiesta no es para ti.
Si estás solo pero no entiendes porqué, tú, que cuando amas a una mujer la llamas cada quince minutos, le mandas sesenta y siete mensajes en una hora, sigues todos sus blogs, su página de Facebook poniendo me gusta en cualquier cosa, después vas a buscarla al trabajo todos los días a las siete y después el viernes por la noche, el sábado, el domingo por la mañana, el paseo por la tarde, la película después de cenar y no la dejas sola nunca, nunca, pero nunca, esta fiesta no es para ti.
Si hace cuatro años que estás casado y ya tienes cinco hijos, uno por cada momento de crisis en el matrimonio, esta fiesta no es para ti.
Si convives o estás casada y esperas con ansia el día de San Valentín porque por lo menos tu compañero está obligado a salir contigo para acabar en un restaurante de la periferia, en silencio mirando fijamente el plato con la rosa del vendedor ambulante dentro del bolso, esta fiesta no es para ti.
Si tienes menos de veinte años y esperas que baste regalarle una caja de Ferrero Roche para llevártela al catre, esta fiesta no es para ti.
Si hace poco tiempo que estás casada y con el tiempo te has acostumbrado a interpretar la relación como una especie de fábrica que hay que tirar para delante con el pulso de un dictador chileno, esta fiesta no es para ti.
Si estás casado y te has transformado en una bola de sebo capaz sólo de arrastrarse desde el ordenador a la Play y de la Play a la televisión, esta fiesta no es para ti.
Si el único motivo por el que estás con tu compañero es que los demás dan más asco que él, esta fiesta no es para ti.
Si sientes dentro de ti el deseo de ser atada y sodomizada por cuatro mineros ucranianos y por la noche, en cambio, te encuentras haciendo una sopa con el dado Knorr falso del Lidl, esta fiesta no es para ti.
Si hace poco tiempo que has dejado a tu pareja y tres hijos porque has perdido la cabeza por tu compañera de trabajo de veintisiete años y te sientes joven sólo porque has conseguido hacer las mismas gilipolleces que haría un quinceañero, esta fiesta no es para ti.
Si pasas el día chateando con toro36 y después cuando llegas a casa te quejas de que tu marido ya no te mira como antes, esta fiesta no es para ti.
Si la pareja se ha convertido sólo en el mejor sitio donde ir a dormir, esta fiesta no es para ti.
Si tú sabes que ella sabe que tú sabes y aún así seguís juntos por el supuesto bien de los niños, esta fiesta no es para ti.
Si te has apuntado a cinco torneos de futbol sala, dos de tenis, al curso de pilates, al de criptologia aplicada y a la retrospectiva sobre los directores coreanos sólo para no tener que estar más de veinte minutos al día en casa, esta fiesta no es para ti.
Si estás convencida que amas a tu hombre, aunque no se vista como a ti te gusta, no quiera hijos y tú sí, tú prefieras el mar y él la montaña, tú seas del PP y él del PSOE, él ateo y tú católica, esta fiesta no es para ti.
Si, en cambio, después de tanto tiempo aún buscas sus abrazos porque es la única cosa que te hace sentir de alguna manera seguro, si eres consciente de tus límites y de los de tu pareja y no haces nada por exasperarlos, si crees que has sabido cultivar la complicidad en tu relación sin abandonarla a las estaciones de los estados de ánimo, si la has sabido convertir en el lugar donde más te diviertes, si has sabido perdonar ganándote así el perdón, si no tienes necesidad de ídolos que adorar sino de personas a las que querer, si has sido capaz de conservar la formalidad necesaria para no banalizar la confianza, si has tenido la sagacidad de haber elegido con tino con quien compartir la vida sin tener en cuenta las sugerencias de las hormonas, si has llegado a entender que el egoísmo es una forma de ignorancia y los celos otra manera de perder el tiempo y si estás convencido que el tiempo que has pasado con ella no se lo has robado a tu vida, entonces no tienes necesidad de celebrar San Valentín, porque el amor no tiene necesidad de ser contado.
Y, por lo tanto, esta fiesta no es para ti.

3 comentarios:

  1. Esa fiesta debería estar erradicada del mapa.
    No es para nadie. Tal vez para los amantes que esperan que las flores se sigan marchitancdo en los floreros del subsconciente.

    Un beso.

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