domingo, 24 de mayo de 2009

VENGO DE UN CULO

El vagón del Metro, por la mañana, se parece a un gran vientre relleno de mierda. La gente dentro huele a aftershave mezclado con cansancios y perezas higiénicas y la fragancia de esta mezcla me recuerda a mi juventud pasada defecando en los establos de mis tios en el campo. Apretados esperando ser expulsados de esta tripa de metal garabateado, nos miramos enfadados midiendo nuestra fiabilidad por el olor que emanamos. Es un grotesco concurso para ver quien apesta menos, quien ocupa menos espacio, quien logra confundirse con la puerta eléctrica, todos en filas desordenadas esperando nerviosamente ganar el agujero del culo que nos devolverá a la luz. El vientre rígido del Metro se agita hinchado de su carga de mierda para expulsar, entonces abre sus orificios y nos caga en una taza de letrina enorme.
Sólo en ese momento nos sentimos libres.

6 comentarios:

  1. Puffff que pesimismo, voy todos los días en el metro y preferira pensar que no soy mierda más bien ansio la luz, jajajajaja

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  2. sidel

    Lo dices solo porque nunca has cogito al metro de roma creo... :)

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  3. rous

    Solo un genio puede reconocer a otro genio...

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  4. mirale el lado positivo.. tienes un viaje, un masaje, aromaterapia y un sauna al mismo tiempo por el mismo precio.. que ganga!

    jeje

    salu2!

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  5. Menos mal que hace muchisimos años que no monto en el metro. Me da claustrofobia.

    Pero es cierto, el lejano recuerdo que tengo, es que olia a mierda.

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