domingo, 24 de mayo de 2009
NOCTURNO
Una tarde bajó al parque que estaba delante de la colina para buscar unas nuevas palabras, pero en lugar de buscarlas encontró una pregunta que lo miró en silencio. Él se enamoró de ella e intentó cogerla para llevarla con él a su cama en el cielo. Fue en aquel momento cuando se dió cuenta que la pregunta no tenía labios para besar, ni brazos para abrazar ni piernas para huir. Se sentó a la sombra bajo un árbol, para mirarla mejor, pero haciéndolo aplastó una palabra, que se hinchó como una sandía en verano esplotando en letras y silabas esparcidas, ensuciándole la cara de rojo, azul y otros mil colores que nunca pudo contar a nadie. La pregunta aún estaba allí, riéndose de él y de su cara sucia. Entonces él cogió sus colores invisibles de la palabra que habia aplastado y empezó a pintar la pregunta hasta darle una boca, los brazos y las piernas. Desde aquel momento viven juntos: el hombre sin palabras y la pregunta sin colores.
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que bueno!!!!
ResponderEliminarMuy familiar. Siempre que busco algo, encuentro otra cosa.
ResponderEliminarsidel
ResponderEliminarYo o la entrada? :)
rous
ResponderEliminarEl problema creo es lo que se encuentra, al final...
Que triste, no?
ResponderEliminarUn hombre sin palabras, no me gusta. Y los colores me dan energia.
Pero me ha encantado, como todo lo que escribes...bueno casi todo.
Un beso