miércoles, 6 de mayo de 2009

EL AUSENTE

He hecho mis estudios primarios en una escuela del barrio de la Garbatella, en Roma. La escuela se llamaba Cesare Battisti, y como una poesía suya, era triste y decadente. Las clases eran muy grandes y frías, con paredes blancas de yeso amarillento, y con posters de mapas de varios paises colgados de las paredes.Por la mañana, cuando entraba el maestro, nos poníamos en pie, y nos sentábamos sólo cuando nos lo decía él, después la oración y después se pasaba lista y todos nos esforzábamos en responder rápidamente cuando decía nuestro apellido.Sin embargo, había un chico que desde el primer día de escuela no respondió nunca al reclamo de su apellido.Se llamaba Bettucci.Bettucci no vino nunca a una clase, nadie vió nunca su cara, ni si era alto o gordo.Pero todos los días el maestro lo llamaba.Todos los días llegaba a la letra “b” y se paraba a esperar que él respondiese, y todos los días nos preguntaba si alguno sabía el motivo de su ausencia.
Sin embargo, aunque Bettucci no vino nunca a clase, para nosotros, él estaba. Su compañero de mesa,Veltri, hablaba de él como si lo conociese de siempre.El maestro lo llamaba para examinarlo y siempre lo suspendía, simplemente porque no estaba. Cuando se organizaban las excursiones se contaba con él y se le reservaba un sitio en el comedor.
Un día robaron un libro a un compañero nuestro. Cuando el director vino a pedir explicaciones del desagradable suceso, todos nos esforzamos en quitarnos las culpas,pero esto no fue suficente para aplacar la polémica. El director nos amenazó con suspendernos a todos si el culpable no salía. Fue en aquel momento cuando Repetti se levantó, y en el silencio reverencial que reinaba en el aula dijo: “Ha sido Bettucci, lo he visto yo”.El director ordenó inmediatamente la expulsión del alumno fantasma y definió lo ocurrido como algo inaceptable.
Gracias a Bettucci todos nos salvamos.Nos sentimos todos en deuda con él, en el fondo habíamos aprendido a quererle.Por eso al día siguiente la madre de Repetti le hizo un pastel , y el mismo Repetti se lo dejó en su mesa.
Aunque nunca tuvo la oportunidad de decirlo, Bettucci agradeció mucho el dulce, porque apenas cinco minutos después, desapareció.

7 comentarios:

  1. Yo , si soy yo.

    No veas cuanto me recuerda tu entrada a una historia de la mili que nos contaba siempre mi padre.

    Por supuesto que nunca supimos, si era cierta o producto de su imaginación, pero el caso es que la historia contenia una moraleja, y supongo que por eso mi padre de vez en cuando nos la recordaba.

    Decia..que en sus tiempos mozos, mientras hacia el servicio militar, tenian un sargento con muy mal caractaer.

    Preguntaba las cosas con tal brusquedad, que nunca sabian como responderle. En su compañia habia un soldado muy apocado, al que todos se habian acostumbrado a echarle la culpa de todo, mientras este aguantaba con resignación las reprimendas del sargento.

    Una mañana temprano, el sargento se presento en su pabellón a pasar revista. Se acerco a la primera cama, y pregunto a voces.. quien ha echo esta cama?..El usuario habitual de la cama, se encontraba en ese momento de pase pernocta, y nadie se atrevia a contestar, hasta que un avispado desde el fondo contesto..Ha sido Malara, mi sargento.

    Malara era el soldado apocado, que siempre se cargaba las culpas dde todo, y no rechisto.

    El Sargento paso revista a las letrinas, preguntando igualmente a voces..Quien ha limpiado hoy las letrinas???? Malara, mi sargento, contestaron al unisono, dos otres voces al mismo tiempo.

    De ahi paso a las cocinas, provo el rancho que se cocinaba en ese momento, y con su habitual tono y mal gesto, pregunto quien habia preparado esas patatas con bacalao, a lo que contestaron sin dudarlo, -ha sido Malara mi Sargento.

    Esto se repetia un dia tras otro.....mientras el pobre Malara...nunca se defendia.

    Semanas más tarde, el sargento les concedio unos dias de permiso y un pequeño estipendio economico, para los soldados más destacados, con motivo de la honomástica de la hija del Generalisimo.

    Se sento en una gran mesa, en el patio central del cuartel, y se dispuso a entregar los sobres, nombrando a cada uno de los agraciados, para que se acercasen a recojer su premio.

    Sobre la mesa habia ocho sobres, y mientras los soldados se miraban unos a otros, con la esperanza de ser uno de los agraciados, el Sargento empezo el reparto.

    El primer sobre es..para..el soldado ..Malara


    El segundo, es para el dsoldado...Malara

    El tercero....para Malara.

    Y así hasta que se acabaron los ocho sobres.

    Mientras Malara recogia todos los sobres, sus compañeros protestaban, pues no les parecia justo, entonces muy serio el Sargento se volvio y les increpo.

    Si todo en esta compañia lo hace Malara, lo justo es que reciba su compensación por ello.

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  2. jjajajaj, estás aquí, jajajjaja.

    Esto es alucinante nena, lee y flipa, que gustazo de noche. Más quiero mássss.

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  3. Taxi, bonita historia, me encanta verte así de nuevo, ave fenix.

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  4. Necesito un traductor de italiano, pero a la de ya, que me queda poco tiempo y no quiero dejar de leerte.
    Joder, que enganche. Eres buenísimo.

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  5. No sè a quien estoy contestando, sin embargo gracias a todos... Mi capacidad de hablar en castellano y el tiempo que tengo no me dejan decir mucho mas...

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  6. Por haora... (pero entiendo todo perfectamente...)

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  7. Por ahora..... me gusta que digas eso.

    Estás más perdido que yo, si quieres pregunta que te indico.

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